Friday, November 21, 2008

Subjuntivo

Puede que...

que te me olvides sin darme cuenta

que abra la ventana, que cierre la puerta
que sueñe y olvide a propósito
que me guste jugar a perder la conciencia
que tenga las manos frías por tantos días que pierda la cuenta
que me asuste la muerte
que sepa escucharte, que me guste escucharte
que encuentre mis razones cuando deje de buscarlas
que quiera que me pienses cuando escuches esa canción que no conoces
que nunca crea lo que es evidente
que no entienda por qué no puedo creerlo, es evidente
que deje el café
que algunas palabras suenen tan huecas
que deje de fumar por semanas
que escuche montones de posiciones contestatarias
que me emocione más que antes
que nunca olvide la sonrisa esa que me gusta
que escoja los recuerdos que quiero guardar
que deje de querer impresionarte
que haya dejado de creer que puedo impresionarte
que de plano no me interese impresionarte
que piense que fue tan estúpido querer impresionarte
que vaya disfrutando el otoño que se siente como año nuevo.

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Friday, October 24, 2008

Eternal sunshine of the spotless mind???

Chequen!
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2008/10/24/cientificos-de-eu-desarrollan-forma-de-borrar-los-recuerdos-en-ratones

Si leyeron el artículo (si no, ni se molesten jaja) saben que Joe Tsienque, el neurobiólogo de la investigación, dice con razón, que todos nuestros recuerdos nos hacen quienes somos, y pues sí.. ¿para qué decir que no, si sí?? Aparentemente será difícil lograr esto en seres humanos, pero como dice Hannah Arendt, deberíamos tomar más en cuenta las historias de ciencia ficción, que tieden a ser vehículo de deseos de las masas y que además suelen volverse realidad. Pienso en las implicaciones políticas, históricas, sociales que esto podría acarrerar ¿y si olvidamos las guerras? ¿y si olvidamos que hubo esclavxs? ¿Podríamos borrar la historia? ¿Cuánta historia? ¿Cuál historia? ¿A quién le borraríamos la memoria? ¿a Franco, a Güll, a Pinochet, a Bush, a Sarkozy, a Fox (dios debería hacernos el milagrito)? ¿A los judíxs? ¿A lxs palestinxs? ¿A los pobres incautxs que hemos visto tantas películas de judíxs? ¿A lxs colonizadorxs? ¿A lxs colonizadxs? ¿A lxs veteranxs de guerra (como dice el artículo)?

¿ Y si pudiéramos borrar partes de nuestra vida a elección? ¿Qué borrar? ¿los corazones rotos? ¿las culpas recurrentes hasta la imbecilidad? ¿los romances estúpidos? ¿las malas, las pésimas decisiones? ¿los malos ratos? ¿los accidentes? ¿las no tan buenas coincidencias?

Yo pensé que sabía perfecto lo que querría borrar, luego lo pensé más, y como dice el señor neurobiólogo, pues sí, claro que aprendemos de nuestros errores (a veces muy lento) Así que pensándolo bien.. creo que no las borro.. que me quedo con mis esguinces de tobillo, las crudas insoportables, las incertidumbres, el dolor del corazón roto, las pérdidas, las metidas de pata, las heridas que sanan (siempre sanan), los funerales, las despedidas, todos los recuerdos; aunque creo que como en todo, sería bueno tener la posibilidad ¿no?

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Thursday, April 10, 2008

MONTRÉAL 2007


El aire húmedo y frío, un país extranjero, la expresión contenta a veces, otras cansada, otras más despreocupada, el aire inmóvil de muchos ojos, caras y cuerpos que se mueven y no a la vez. El metro. Un montón de canciones que traen a la memoria recuerdos que no tienen todavía un fin claro. La necesidad de sonreír y todas las ganas de llorar y de gritar, de platicarte. Cien explicaciones diferentes de lo que se siente, de lo que se piensa, de lo que se sentirá y se pensará mañana y el año que viene y en 15 años. Los olores condimentados de la comida árabe, de un pastel recién horneado, del café de todas las mañanas. El periódico de todos los días, los horóscopos, the soothing sudoku. La sensación y el sabor de un cigarro caro y muy malo. Las ardillas riéndose, cruzando la calle. La inevitable sensación del error. La reconceptualización de la amistad, de la mentira, del amor, de los propios límites. Los análisis políticos superficiales y no tanto. Los sueños más extraños que se puedan tener en una noche. La dieta de Shish Taouk, Falafel y Shawarma. La incertidumbre de no entenderse a uno mismo. Las hojas verdes, amarillas, anaranjadas, rojas. Las miradas tímidas, los termómetros en la calle. Los viernes de consumismo. Los poemas, los crucigramas. La familiaridad ilusoria de las calles. Los amigos, sus postres, sus sillones, sus carcajadas, sus ideas y la tranquilidad que trae pasar tiempo con ellos. La intermitente inquietud por encontrar una creencia religiosa o espiritual. El cabello deshecho a causa del aire y de los desvelos. Las infinitas escaleras de todos los días en todos los lugares. Las preguntas inútiles. La poca paciencia. Los días de otoño en espera del inevitable invierno. Nuevas definiciones para cosas que uno pensaba tenía perfectamente claras y que aparentemente no se han entendido nunca. Los ojos cansados. Los pies adormecidos. Las caricias. La afición por el canal del clima. Los gatos que ronronean en las mañanas. La vista calmante de un río sin mucho caudal. El jazz, la cerveza. Las tormentas de nieve. Las esperas.La cafetería universitaria ultraconvencional. Las 1001 recomendaciones de libros a leer. La mezcla genial y nunca aburrida de 3 y 4 lenguas distintas. Los adornos de Navidad en octubre. Los dátiles rellenos de dulce de almendra por las mañanas. Los amores profundos. El efecto adormecedor que traen las librerías a muchos.Las banquetas del Couche Tard. Tardes completas de cabeza en la banca de un parque viendo patos en un lago. Los besos importantes y sencillos. Las coreografías que matan de risa. El mix de 2 de la mañana. Las tareas en blanco y negro. Sentarnos y compartir un poquito de tu té turco. La poca universalidad de la numeración romana. Los secretos compartidos. Los felices estados alterados de conciencia. El cielo gris. La lluvia que se volvió nieve. 4 tipos de nieve. La nostalgia desastrosa. Las comidas mexico-rumanas siempre cálidas, sabrosas, de esas de hogar. Sentarse en la cocina y ver la brillantina de la nieve en la rama de ese árbol, justo de ese árbol. Manifiestos feministas bobos y no tanto en todas las locaciones de “Les trois brasseurs”. Los chistes de piratas a -20º . Los “etcéteras” con cacahuates. La riquísima soledad. La deliciosa compañía. Los poemas a medias. La evaluación de la incredulidad de uno. La música, la música, la música.The comforting smell of scarves. Lo esencial del vino tinto. Las tonadas del indie en las tardes de expressos. Las risas tan ligeras. Las tortugas, los bisontes y los gatos. La imposibilidad de rectificar las equivocaciones sentimentales. Tus remedios de chocolate. Los bailes de Gitana. Compartir palabras, páginas y pasiones. Las pláticas tontas en terrazas de madera. El microsegundo que te toma regresar a mi mente. Las películas exóticas en la madrugada. Being with the band for once. Trayectos mudos, invisibles, helados. Llamadas de larga distancia. El mejor sushi sous-sol. Korean porn stories. Las historias de la historia y de los historiadores. Todos los eufemismos necesarios. Las dietas ideológicas y religiosas = ensalada de lechuga (orgánica). Cigarette-break new friends in  snowstorms. Bibliotecas inútiles. Las siestas compartidas. El mercadito de fruta 24/7. Tus mapas mentales confusos. El activismo superficial y ridículo. Matching nails. Días sin sol, ni nubes, ni luna, ni estrellas. Beethoven y un cuarteto de cuerdas confundiendo audiencias en un bar de mala muerte. La rue Fullum. Clases de geopolítica de un niño de 8 años. Cada ventana. Los elevadores de película de terror. El insomnio ocasional. Elegant potlocks...
En fin, un montón de sentimientos e historias para el anecdotario.  
           

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